Abrir el coche a la holandesa, como se hace en Países Bajos (de ahí su nombre),  protege a los que circulan en moto, bicicleta, patinete e incluso peatones de que abramos de cualquier manera, por no prestar atención, pudiendo lastimar a cualquiera que pase junto a nosotros.

La idea de abrir el coche “a la holandesa” se basa en evitar riesgos, mejorando la visibilidad al abrir la puerta de nuestro coche para salir de él y cerciorándose de que no se aproxima ningún vehículo o peatón. El retrovisor también es útil para conseguir este fin, pero solo si vamos en las plazas delanteras. Por lo que abrir el coche «a la holandesa» nos da garantías extra, puesto que nos ofrece una comprobación extra y elimina el riesgo que podría generar cualquier ángulo muerto del retrovisor, o la falta visibilidad de estos si salimos de las plazas traseras.

Pensemos que este hábito no sólo puede evitar que provoquemos un accidente en el que se vean involucrados usuarios de bicicletas, patinetes y motociclistas, sino también otros coches, lo cual no solo podría suponer daños a terceros, sino daños propios, tanto materiales en la puerta de nuestro vehículo como lesiones.

La primera idea fundamental es adquirir el hábito, intentando que siempre que abramos la puerta de nuestro coche, independientemente del asiento que ocupemos,  lo hagamos de esta forma. 

La segunda es preocuparse de abrir la puerta con la mano más alejada a esta. Es decir, si vamos en el puesto del conductor o en las plazas traseras y salimos por la puerta izquierda, deberíamos abrir la puerta con nuestra mano derecha, y viceversa, si vamos en el puesto del acompañante o en las plazas traseras y salimos por la puerta derecha, deberíamos abrir la puerta con nuestra mano izquierda.

Ese movimiento implica, necesariamente, un giro de cadera, que facilita que nuestra mirada se dirija hacia atrás y podamos comprobar, sin precipitarnos y tomándonos el tiempo necesario para mirar hacia atrás por encima de nuestro hombro si se aproxima cualquier usuario de la vía, antes de salir del vehículo.

Y antes de bajarnos del vehículo, una vez estacionado correctamente, tanto si somos conductores o pasajeros debemos:

  • Poner siempre el freno de mano (en el caso de ser el conductor).  
  • Apagar el motor (en el caso de ser el conductor). 
  • Desabrocharnos el cinturón de seguridad.  
  • Verificar por medio de los tres retrovisores que ningún vehículo o peatón (por la calzada, carril especial y acera), si estamos en las plazas delanteras.
  • Girar el cuerpo y sujetar la manija de la puerta con la mano contraria a esta.  
  • Asegurarse de nuevo mediante los retrovisores si se acerca algún vehículo o peatón que no hayamos visto antes.  
  • Mirar directamente hacia atrás para descartar cualquier presencia inadvertida en el ángulo muerto.  
  • Abrir parcialmente la puerta y volver a mirar si se aproxima algún vehículo por detrás y bajar solo si es seguro. 

Una vez hayamos salido del vehículo deberemos cerrar la puerta rápido y abandonar lo antes posible la calzada, alejándonos de las áreas de circulación y posicionándonos en la acera o la zona próxima más segura.


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¿Por qué abrir la puerta del vehículo “a la holandesa”?

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